La Asamblea Constituyente de Chile ha rechazado los planes para nacionalizar partes de la importante industria minera, en línea con las esperanzas progresistas de transformar la solución política neoliberal de la era de Pinochet.
La propuesta, conocida como Artículo 27, habría otorgado derechos mineros exclusivos al Estado sobre la mayoría de las acciones en las minas de litio, metales raros e hidrocarburos y cobre.
Pero enfrentó una dura oposición del sector minero y fue rechazado la semana pasada tras el fracaso de una esperanza progresista de redistribuir la riqueza en el principal país productor de cobre del mundo.
La derogación de la constitución de 1980 adoptada por el dictador derechista general Augusto Pinochet fue el principal objetivo de las protestas antigubernamentales de 2019, que lograron establecer una Asamblea Constituyente para supervisar la reforma.
La Comisión de Medio Ambiente del país presentó varias variaciones del artículo para el referéndum del sábado, pero todas no lograron alcanzar la mayoría de 103 votos necesaria para entrar en el proyecto de constitución.
Sin embargo, una cláusula separada, el artículo 25, que establece que los mineros deben reservar “recursos para reparar el daño” al medio ambiente y excluir los efectos nocivos en el sitio de la mina, recibió la mayoría y permanecerá en el proyecto de constitución.
La asamblea también aprobó la prohibición de la minería en glaciares, áreas protegidas y regiones necesarias para proteger el sistema hídrico. También se reconocieron artículos que confirman los derechos de los agricultores y los pueblos indígenas a las semillas tradicionales, el derecho a la energía segura y accesible y la protección de los mares y la atmósfera.
La votación para aprobar los artículos finaliza el sábado y las nuevas comisiones encargadas de afinar el texto tomarán posesión el lunes. El borrador final se publicará a principios de julio y los ciudadanos votarán el 4 de septiembre para aprobarlo o rechazarlo.
La Comisión de Medio Ambiente, dominada por grupos ambientalistas autoproclamados, aprobó solo uno de sus 40 planes durante su primera votación en la Asamblea General.
La Comisión moderó sus propuestas, pero incluyó artículos en el nuevo borrador, incluyendo la expansión de las tierras protegidas, la regulación de los derechos privados de agua y la obligación del Estado de combatir el cambio climático.
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