El recién elegido presidente de Chile, Gabriel Boric, prestó juramento y prometió aumentar el salario mínimo y reducir la brecha cada vez mayor entre ricos y pobres en el país.
Dirigiéndose a sus seguidores en la capital, Santiago, el presidente dijo que “sin duda el camino será largo y difícil”.
El líder de 36 años es un subproducto de una década de protestas contra la desigualdad económica de Chile, que los analistas argumentan son los “cimientos inaceptables” de la economía de libre mercado.
Boric no implementará medidas socialistas para lograr la igualdad. Va a nombrar al expresidente del Banco Central, Mario Marcelo, como ministro de Hacienda, aconsejándole que se adhiera a la responsabilidad financiera.
Durante la campaña electoral, Borik prometió aumentar las pensiones y brindar educación y atención médica a todos a precios asequibles. El mercado de valores ya desconfía de su mandato, ya que también prometió imponer impuestos más altos a los ricos para financiar sus programas de bienestar social.
Los analistas dicen que es posible que Borick no pueda cumplir sus promesas. Porque su coalición de izquierda tiene solo 37 de los 155 escaños del Congreso.
El nuevo líder estará a cargo de la nación andina al momento de redactar una nueva constitución que reemplace a la adoptada por el dictador militar general Augusto Pinochet.
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